Desarrollo
En una ocasión
un hombre que iba viajando regresaba
a su aldea desde una ciudad donde había estado un tiempo trabajando. Por el
camino se encontró con otro hombre que era un ladrón. Ambos empezaron a caminar y mientras caminaban, empezaron a
hablar uno con el otro. El ladrón preguntó "¿dónde has estado?" y el hombre contestó: "fui a la ciudad y empecé un negocio donde he ganado mucho dinero.
Ahora vuelvo a mi casa y en este saco llevo un Cofre con todo mi tesoro".
El ladrón se puso muy contento y empezó
a buscar la oportunidad de robar el cofre a ese hombre.
Caminaron juntos durante varios días y
una noche llegaron a una posada. A
la hora de cenar el ladrón le dijo: "estaré
contigo en un momento, ve cenando que yo bajaré un poco después".
Entonces el ladrón empezó a registrar todas las posesiones del otro hombre.
Registró su maleta, registró en su cama, registró bajo su almohada, registró
por todas partes y no pudo encontrar nada. A la mañana siguiente empezaron su
viaje de nuevo y esta vez el ladrón preguntó: "¿estás seguro de que has ganado mucho dinero?"
"Si, he ganado mucho dinero, mira, te lo voy a enseñar."
No
había duda había muchísimo dinero y riqueza ahí. El ladrón se quedó callado y
pasaron a otra posada donde sucedió lo mismo. Cuando el hombre bajó a cenar el
ladrón volvió a registrar bajo la cama, bajo la almohada, la maleta, pero
tampoco lo encontró. A la mañana siguiente volvieron a empezar su viaje.
Esta vez el ladrón dijo: "dentro de poco vamos a llegar a nuestro
destino, llegarás a tu casa, y debo decirte que soy un ladrón y desde el
momento que me enteré que tenías ese cofre quise robártelo, y cada noche he
entrado en tu habitación buscando tu dinero pero no lo ha encontrado. Ahora que
ya casi estás en casa, ya no quiero tu dinero pero me gustaría saber lo escondías cada noche."
El hombre contestó: "Eso es muy fácil. El día que empezaste a
caminar conmigo, me di cuenta de que eras un ladrón, así que pensé qué lugar
podría esconder mi dinero. Bajo mi cama lo hubieras encontrado, bajo mi
almohada lo hubieras encontrado, en mi maleta lo hubieras encontrado, de manera
que cada noche antes de baja a cenar y mientras tu buscabas en mi almohada yo tomaba el cofre y lo
escondía bajo tu almohada, donde el cofre estaba seguro, y mientras, tú buscabas bajo la mía.
Robémonos a nosotros mismo, busquemos
en nuestro corazón, y abramos nuestro
cofre, porque es ahí donde
encontraremos el verdadero tesoro de nuestra existencia.
Toda
la vida está dentro de nosotros. Todo se nos ha dado. Nuestro deber es
encontrarlo dentro.
El verdadero
tesoro está dentro de cada uno de nosotros.