Desarrollo
En un reino
lejano una princesita se va a casar
con un príncipe azul.
Es una gran boda real donde se unen dos reinos importante. El padre quiere
celebrar la boda con alegría pues se van a unir dos
reinos y joven
princesa está muy enamorada.
Se celebra la boda con todos los súbditos del reino. Hay una gran fiesta de recibimiento, un gran
banquete en la salsa real y por fin
el brindis.
La princesita está en el trono y le
traen una copa de vino y en aquél momento se inicia el esperado brindis.
La princesita cae en la cuenta
"con horror" que en la copa hay una serpiente, es pequeña pero es una
serpiente.
Ella sabe que se debe a su marido y no puede decir nada que pueda deshonrar ni a
él ni a su nuevo reino, por eso se calla y no
dice nada. Ella piensa "si digo
algo mi padre se va poner furioso, puede haber una guerra y mi deber como
esposa es obedecer". Sin
decir nada, hace el brindis y sonríe como
puede. La serpiente comienza a hacerle cosquillas en el estómago y empieza a
ponerse pálida, a marearse y se desmaya.
Todos se preguntan qué ocurre. La
llevan a su cama y avisan al médico que no encuentra ninguna explicación.
Avisan al Primer Ministro que
analiza y dice: "Princesita no se
muera en 24 horas para que yo pueda examinar la situación".
El Primer Ministro comienza a analizar
todo paso a paso: el carruaje, el lugar por dónde pasó, cómo la recibieron, el
banquete, dónde se sentó, la copa, el vino, ... "¡AAAH ya lo tengo"!.
Va a ver a la princesita y le dice que
se levante. Ella responde preocupada: "Es que me muero".
Él insiste y la lleva de nuevo al lugar
del banquete donde se bebió la copa de vino. Le pone la misma copa y le vuelve
a escanciar el mismo vino, y entonces ella grita: "Ah, la serpiente".
Él dice "mira hacia arriba, y verás cómo en el artesonado del techo hay
dibujada una serpiente que se refleja en
la superficie del vaso".
"¡Pues es verdad!. Entonces ¿no me
tragué ninguna serpiente, y ya no me muero?".